Esta técnica del MOSAICO es realmente agradable para trabajar porque no es nada exacta y permite que puedas disfrutar mezclando colores y que puedes reaprovechar multiples trocitos de arcilla que tengas de otras piezas.


Al finalizar con un cortador le doy forma a mi pieza final. Y al horno.
Mientras se cuece y enfría voy preparando la masa con la que voy a rellenar las juntas del mosaico. En mi caso es arcilla negra con arcilla líquida. Al final debe de quedarte una arcilla chiclosa, muy maleable y con la que vas a recubrir la pieza por completo.
Con los dedos deberás de introducir bien la arcilla por las rendijas y de paso quitar el exceso. Hasta que finalmente debes dejar la pieza limpiar de arcilla por toda la superficie. La mejor manera de limpiarla es con una toallita húmeda o con un algodón empapado en alcohol.

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